El Sitio de mi Recreo

... Bitácora de Guajuca ...





Podríamos decir, por ejemplo, que tú jugabas a contar olas en tu ciudad sin mar, y yo a pescar el reflejo de las estrellas en el agua... y te enredaste, sin querer, en la orilla, con el sedal de mi vieja caña de bambú...



O que yo vagaba, sin paraguas bajo la lluvia, una noche sin luna, borrando todas las huellas marcadas por estas descascaradas calles, y tú saliste a dar un paseo, a llenar de aire los pulmones y a respirar el aroma de la tierra mojada... y me acerqué para pedirte fuego, y tú sacaste una caja de cerillas del bolsillo trasero de tu pantalón... y me incendiaste por dentro...



O que yo tomaba infusiones para olvidar, para resetear una parte de mi vida que empezaba a oler a podrido, y tú apurabas cafés para leer el futuro en los posos de la taza en la que ahogabas tus ganas... y coincidimos en una cafetería de ésas en las que no entra nadie... y permanecimos allí, en nuestros respectivos asientos, hasta que apagaron las luces... Entonces sonó una canción que hizo erizarse mi piel... a ti se te movían los pies por debajo de la mesa... y bailamos... bailamos hasta que una escoba nos rompió el hechizo y nos sacó a la calle cuando ya empezaba a amanecer...



O que yo rompía en mil pedazos los solitarios versos que rimaban con nadie, y tú le lanzabas al viento un puñado de palabras que no sabías dónde posar... Y coincidimos al borde del acantilado donde los sueños empiezan... y una ráfaga de aire mezcló mis papeles con tus palabras... y mis versos comenzaron a rimar contigo... y tus frases se enredaron alrededor de mi piel, abriéndome los poros de par en par... y descubrimos el porqué del nombre de ese acantilado al que no baja nadie, olvidado del mundo, donde solamente el viento se atreve a soplar sin nombre ni dirección alguna...



Podríamos contar éstas o cualquier otra historia inventada, porque la realidad, cuando supera a la ficción, pierde parte de credibilidad... pero no importa... A quién puede importarle, si no es para sentir envidia, cuál fue nuestro principio?

Además, la magia no debe poder explicarse con palabras para que siga siendo eso: MAGIA... en estado puro...

¿Guardamos el secreto?

1 Responses to “Cuando la Realidad Supera a la Ficción”

  1. # Blogger Marian

    Pues si, a guardar el secreto ;)

    Un besazo  

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