El Sitio de mi Recreo

Me subo en tu bicicleta con cintas de nuestros colores y cesta de agujeros para perder las cosas pequeñas, pero solamente porque tú te has atrevido a deslizarte por mi tobogán Azul...

Te dejo que maniobres y pedalées, pero con cuidado... a veces suelo bajarme sin avisar porque me dan miedo las curvas... un par de cicatrices me recuerdan el peligro que suele haber en este tipo de viajes, y ahora hace demasiado calor como para ponerse la chaqueta verde de pana con dos tiritas en el bolsillo izquierdo...

Aunque puestos a ser sinceros, me dan más miedo tus curvas que las del camino... esas que mis torpes manos se aventuran a recorrer en las noches sin luna y sin otra cosa que no sea ganas de perderme en tu cuerpo... piel a piel... tú contra yo...

Contar hasta cinco y aparecer en tu ombligo... besarte, probarte, paladearte... de-gustarte... Dar media vuelta y tropezarme contigo bajo las sábanas... sentir tu respiración en mi nuca y mis ganas de ti en la punta de los nervios... besarte en las rodillas y acariciar tu espalda... esa espalda hecha a capricho de mis manos, en donde quiero escribir con mis dedos todo aquello que jamás le he dicho a nadie, ni siquiera al viento, porque mis labios rusos no se atreven a pronuciarse por temor a quemarse en el incendio entre tu cuerpo y el mío...

Sí, me subo en tu bicicleta con un manillar hecho de la piel que sólo conocen nuestras manos... pero mientras llegas a buscarme, iré metiendo en la mochila una llave inglesa y una caja de parches y pegamento para utilizar sólo en caso de emergencia... no hacen falta rodilleras ni coderas... confío en ti, y sé que darás las curvas con cuidado, aunque no te asustes si me ves temblar alguna vez, porque será de nervios... porque no hay nada que me apetezca más que viajar contigo y descubrir junto a ti todos esos caminos que separan tus ciudades de las mías... porque quiero hacerlas todas nuestras... Todas...